Madrid capital. Todo comienza una mañana con la llamada telefónica de una consultora. Días atrás, habíamos estado mirando ofertas en Infojobs y una nos llamó la atención: buscaban programadores en PHP y MySQL, con conocimientos medios de Javascript y CSS; valoraban usabilidad, accesibilidad y el uso de algún framework para el desarrollo. Apenas hay más datos, quizá el horario de trabajo y el tipo de contrato. Suena bien, como otros tantos, así que echamos el curriculum tempranito para que sea de los primeros que revisan y a ver qué pasa.
Nos llaman, se presentan y nos comunican que hemos sido seleccionados para una entrevista personal en la dirección que corresponda. Aparecemos bien acicalados y disfrazados de chaqueta como Dios manda. Un señor regordete con pinta de bonachón y unas gafas redondas sin montura nos muestra nuestro currículum impreso y comienza a comentarlo en voz alta… lo tenemos impresionado: carrera, Máster, años de experiencia, muchas webs programadas online, página personal,… somos la opción perfecta. Comienza a describirnos el trabajo para el que nos presentamos:
– Como has visto por la oferta, necesitamos programadores en PHP y MySQL que sepan de estándares y accesibilidad. Es para un gran proyecto que estamos gestionando con un importante cliente. Vamos a necesitar a varios programadores con tu perfil, por lo que si además conoces a más como tú, nos encantaría entrevistarles.
– Ok; suena bien. ¿Me puede hablar un poco del proyecto en cuestión?
– La verdad es que no conocemos los detalles. Sabemos que se trata de un desarrollo con GLPI, Nagios y programación web basado en Software Libre. Sólo tenemos las especificaciones del cliente que son las que pusimos en la oferta: PHP, MySQL, Javacsript, CSS, … ¿Sabes lo que es un entorno LAMP?
– Si claro, un entorno de desarrollo web basado en el Linux, Apache, MySQL y los lenguajes de servidor PHP, Perl y Phyton. Del resto, Nagios me suena, pero GLPI no lo he oído en mi vida; ¿de qué va?
– No lo sé; el cliente dijo que utilizaban GLPI, pero que no era imprescindible. El resto nos sirve. Lo del LAMP es importante, hay gente que no sabe lo que es.
– Ah vale. Eso del GLPI lo veremos sobre la marcha. ¿Quién es el cliente?
– Eso no podemos revelártelo. Solo te puedo adelantar que está por María de Molina, cerca de Avda. de América. Creo que es la línea 6 de Metro…
– Si, es la 6, pero ¿no pueden decirme quién es el cliente ni dónde está exactamente? ¿Y cómo llego?
– Cuando firmemos el contrato, al día siguiente te acercas de nuevo por aquí y nos vamos para allá en coche. Así aprovechamos y te presento a tus compañeros.
– Hmmm… estooo… pos bueno, pos vale…
Llega la parte económica; se discute un rato sobre el sueldo anual, las compesaciones por transporte, los tickets restaurant, etc… Si todo marcha, te citan en un par de días para cerrar el contrato. Ya está: ninguna pregunta técnica, ninguna prueba, nada de nada. Nuestro entrevistador es un responsable de grupo más dentro de una cárnica gigantesca a la que nunca más volveremos. Poco sabremos de quiénes son los jefes, o el resto de empleados; como mucho nos facilitarán el correo electrónico de un par de personas con las que tratar temas del tipo vacaciones, horas extra y poco más.
Llamas a los colegas para comentarles la noticia y resumirles por encima lo que, como mínimo, es una entrevista atípica. Les cuentas que te van a contratar para una empresa que parece importante, pero de la que no sabes ni cómo se llama ni dónde está. Les dices que comienzas de inmediato, en un par de días y que un coche te llevará hasta la nueva oficina. Tus amigos te escuchan extrañados…
– ¿Qué no sabes dónde está tu empresa? ¿Te lleva un coche directamente? ¿Te van a vendar los ojos por el camino?
– Lo de los ojos no, pero el resto más o menos si. Suena raro, pero ya he firmado… si no me gusta, pues lo dejo y ya está. Tengo seis meses de prueba.
– Ufff, seis meses… joder; que raro suena todo… Bueno en fin, ya te llamo pasado mañana a eso de las 12:00 y me cuentas por dónde andas… no vaya a ser que te secuestren o algo así…
– Anda ya hombre… Pero si; dame un toque y ya te cuento.
Llega el día y te pones de camino. Ya en la cárnica, te espera el entrevistador y un taxi. Un transporte público nos tranquiliza, aunque de normal, a hora punta, un taxista por Madrid realmente nos infundiría más miedo que calma. Efectivamente, llegamos a una calle cercana a María de Molina, una paralela, junto a un edificio bastante grande con una placa oficial en la puerta: «Ministerio de Administración Pública. Gobierno de España«. Nuestra oficina está en la segunda planta: a partir de ahora, somos lo que en la jerga oficial se conoce como un externo.
Entramos en el complejo hasta la cocina: dos guardias de seguridad levantan la mirada y nos saludan sin realmente mirarnos. No hay ningún tipo de control, no nos piden DNI, ni nombre, nada de nada. Si en la mochila lleváramos una bomba, a los seguratas se la traería al fresco. De hecho, la experiencia luego me demostró que alguien podía pasearse por el edificio entero con algo tan exótico como dos crías de tigre blanco sacadas del Circo Mundial… pero eso es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.
Llegamos a nuestro despacho, una sala que recuerda a un escobero levemente readaptado: 15m2 sin ventanas donde se hacinan 6 programadores más. Es septiembre, media mañana y ya hace un calor insoportable. Algunos de los presente desconoce la utilidad de los desodorantes.
Tras las presentaciones y la asignación de las primeras tareas, compruebas que tus compañeros controlan el tema: ven Battlestar Galactica, han memorizado los diálogos de IT Crowd en inglés y llevan camisetas de Linux o Gnome. Dicen saberse más IPs que números de teléfono y tienen sobre la mesa el último número impreso de la revista Todo Linux junto a un pingüino de peluche. Madre mía… y yo aquí con mi camisa de botones y mi propio portátil… tengo que parecer un bicho raro.
Dos semanas más tarde, has conocido a la mayoría de los colegas de trabajo; con un poco de suerte, hasta has visto de reojo a tus jefes directos tras muchos papeles en sus respectivos despachos: camino al baño, pasas por delante ellos. De tu empresa no tienes noticia alguna, solo un par de correos en tu bandeja de entrada con una frase que, a partir de ahora, se repetirá a lo largo de tu vida laboral como un mantra, una simple pregunta que teñirá nuestros días de gris y nos perseguirá en interminables pesadillas: «¿Has imputado?»
Imputar… eso es lo único que le importa a la cárnica de turno. Es su moneda de cambio: el cacho de carne que tienen asignado en el cliente (nosotros) genera beneficios según el número de horas que trabaja por lo que tiene que quedar constancia semanal de cuánto tiempo hemos estado clavados a la silla.
Para los que tienen la suerte de desconocer el proceso, imputar supone conectarse remotamente a la web de tu empresa, utilizando IE6 por supuesto, esperar varios minutos hasta que la aplicación se carga, llamar por teléfono para que te reasignen una contraseña que ha caducado, volver a entrar y esperar varios minutos porque la conexión ha caducado también y todo para, finalmente, darle a un botón que la mayoría de las veces dispara un error Javascript. Vamos, lo más apropaido en términos de productividad.
Realmente nadie comprueba la hora a la que llegas o a la que te vas, solo es una apreciación personal de los responsables: si cada vez que alguien asoma la cabeza por el zulo te ve, es que lo estás haciendo bien. Si dices que has estado tus 40 horas semanales pues perfecto. La doble cara de este descontrol, es que cuando a los jefes les presionan desde más arriba, terminan echándote la bronca porque alguna vez has salido 10 minutos antes. Da igual que ese día no hayas comido, o que gracias a la eficacia del transporte público madrileño, estuvieras 25 minutos antes de la cuenta sentado en tu sitio… A veces toca echar broncas, es parte de su trabajo, y algo habrás hecho mal…
Poco a poco, tenemos constancia de que en el mismo edificio hay más programadores repartidos por otras plantas: existe el grupo de los javeros, gente a la que nunca conoces y que trabajan en amplios despachos disfrazados con camisa y corbata. Se les ve competentes porque alguna vez te cruzas con ello por las escaleras. Si un día con más tiempo libre hacemos una excursión por el Ministerio, podemos incluso verlos a través de las ventanas de ojos de buey de algunos despachos: 3 ó 4 tipos en cada una de las amplias habitaciones, con sus portátiles y iPods, en perfecto silencio… parece cómodo.
También están los de sistemas; unos tipos dispersados en una sala con una gran cámara frigorífica en la que se han puesto los servidores. Esta gente aprovecha las horas de la comida para devorar series a través de Internet. Durante su jornada, guardan con recelo secretos inconfesables para hacerse fuertes contra recortes de plantilla: simplemente son imprescindibles. Todo ha sido montado de un modo tan precario que solo unos pocos saben cómo funcionan; los de sistemas lo saben y se aprovechan de ello. Cuando les pides permisos para cambiar alguna configuración que tiene ver con ellos, te invitan a realizar una petición formal por mail, de estas cosas tiene que quedar constancia… Lo entiendo: es el pan de sus hijos y con eso no se juega. Da igual que haga falta una mañana entera y varios correos para aumentar la memoria disponible del PHP… hay que pasar por ellos si o si.
Los programadores PHP tenemos que ser como la peste. Da igual los metros cuadrados útiles de un espacio… siempre puede caber una mesa más, da igual que sea de despacho o una auxiliar en la que iría una impresora; de todos modos, ¿para qué iban a necesitar más espacio? Más que arquitectos de código somos un cruce entre contorsionistas y profesionales del Tetris: mesas que reubicar, enchufes que expandir con interminables regletas, cables que se enredan en pies y patas de silla… pero no importa; total, tampoco hay oxígeno… estos desarrolladores de camisetas raras en realidad hacen la fotosíntesis a partir de las ondas wifi: nunca se quejan demasiado.
Y continúa nuestro trabajo. Hasta el momento hemos estado refactorizando código que escribieron otros antes que nosotros y ampliando aplicaciones de una complejidad absurda con nuevas funcionalidades pedidas a la carta. Pensamos que estamos ante proyectos críticos hechos en una sola tarde que ahora tenemos que arreglar para cubrir una emergencia; así que documentamos todo bien para que cuando se rehaga, sepamos por dónde van los tiros. Pero con el tiempo, descubres que realmente los tiros van directamente a nuestras sienes: nada se rehace, eso es perder el tiempo: los programas son los que son, lo que vaya surgiendo ya se incrustará como sea sobre lo anterior. A veces, una modificación menor puede suponer cambiar 6 ó 7 archivos distintos debido a la duplicación de código: es normal, cada nuevo programador, si no entiende algo, lo machaca directamente con piezas nuevas. Una misma función PHP para formatear una fecha puede encontrarse fácilmente más de 10 veces en una aplicación estándar.
Con el tiempo, nuestras sospechas sobre la metodología de trabajo surgidas el primer día se han ido confirmado: directamente no existe, no hay. En la carrera invertimos un año estudiando metodologías de programación: las tradicionales, las ágiles, el entonces nuevo SCRUM… Con el Máster, nos ampliaron los conceptos con ejemplos reales como la XP o la fantástica TDD. Incluso se dedica un semestre a revisar y profundizar en la metodología MÉTRICA V3 la cual, según la Wikipedia:
Y hasta aquí podemos leer. Lo dice la Wiki y nos lo creemos pero ya está. En el mundo real de la Administración, esta metodología no existe. De hecho, allí nadie conoce de qué va, ni como se implementa, ni cómo funciona. Para ser sinceros, el hecho de que no se utilice nada semejante es algo que agradecemos porque estas metodologías están desfasadas con respecto a las ágiles. Lo que no podemos entender es cómo grandes proyectos de implantación a nivel nacional, no posean ninguna documentación: como bromeábamos entre amiguetes, para saber qué es lo que hace una determinada aplicación, tenemos que leernos su código fuente. No vamos a encontrar otro papel en ningún sitio. Con suerte, alguien tiene una cadena de correos en su bandeja de entrada en la que se pedían determinadas mejoras y funcionalidades. Esa puede ser nuestra documentación más exhaustiva.
En cuanto al desarrollo en si, apenas se prueban las novedades implementadas: se trabaja directamente sobre un entorno de Producción cuando hay prisas. Y esto es otra de las cosas que necesitan de algo más de explicación: existe un entorno al que llaman Preproducción y en el que se suponen que vuelcan las mejoras para ser probadas antes de lanzarlas al definitivo de Producción. Ambos sistemas se alimentan de un repositorio en Subversion que permite el control de versiones. Sin embargo, pese a que suena un procedimiento correcto, la forma en que se gestiona elimina toda la utilidad que podamos presuponerle: los entornos de pruebas y el real, no son iguales. Esto significa que algo que funciona en pre, no tiene porque hacerlo en pro. Además de esto, hay veces que los repositorios no se corresponden, por lo que hay tantas diferencias entre un entorno y otro, que hace falta echar mano de scripts adicionales para realizar subidas seguras que discriminen determinados archivos.
Finalmente, al repositorio de Subversion tienen acceso todos los usuarios con permiso de root. Esto quiere decir que el último que llegaba, podía comenzar a hacer commits masivos de modificaciones que otro más tarde subía a pro confiando que todo había sido probado. Para más lío, como siempre figura como «commitante» el usuario root, nadie puede saber quién es el responsable real de un posible error crítico. Como anécdota, todos allí recordamos cómo muchos meses después del despido de un compañero, su usuario continuaba haciendo commits al repositorio general de forma regular: un claro Expediente X.
Con el tiempo aparecían las facturas físicas: las prisas y el estrés de proyectos absurdamente ambiciosos sin apenas plazo se entremezclaban haciendo mella en los programadores. Es raro aquel nuevo recurso que dura más de 4 ó 5 meses.
La presión incluso llevó a un compañero a tomarse casi un año de baja por problemas físicos derivados del sobre esfuerzo: un conocido proyecto publicado de forma extraordinaria en el BOE con una fecha de implantación inmediata, requirió de una movilización especial 24/7. Casi 10 días en los que apenas hubo un minuto de descanso durante los cuales, altos cargos como la Directora General, el Secretario de Estado o Prensa, convivían con nosotros recordándonos que no cabía la posibilidad de no entregar en el día establecido: resultado de ello, las bajas no tardaron en aparecer.
Pero como de costumbre, siempre hay algo más: además de estrés físico, quedó claro que puede dañar la salud mental de algunos… durante nuestro paso por el sector público, vemos pasar a todo tipo de personajes cada cual más curioso. El hecho de que ninguna persona con capacidades técnicas (ni psicológicas) evalúe a los nuevos candidatos favorece el que lleguen a plantilla desde becarios demasiado verdes hasta individuos con claros problemas emocionales.
Dentro de la categoría de programadores inestables, no puedo pasar por alto el caso de un señor que apareció un buen día por la puerta. A simple vista, quedaba claro que no era como los demás: poseía un aire tímido y reservado que hacía dudar sobre si estábamos ante un verdadero genio matemático o un simple pirado. El tiempo reveló que íbamos más hacia lo segundo. Tras varios meses, descubríamos que, en sus propias palabras, era un cunnilingüista frustado, adicto a la nicotina ya fuera extraída del tabaco o de unos chicles ilegalizados en la Unión Europea, un programador que había decidido que no quería programar más. Tras varios episodios consecutivos en los que quería hacerse cargo de todos los proyectos del Ministerio, envío un día una carta en cuya copia figuraban todas las listas ministeriales y algunos de los medios de comunicación más amarillistas (Libertad Digital, Menéame, famosos periodistas…). En dicha misiva culpaba a la sociedad de haberlo desterrado al ostracismo, de haber hecho de él lo que ahora era. Tenía una curiosa lista de peticiones donde solicitaba desde una entrevista en persona con el presidente Zapatero hasta el deseo vital de conocer al líder israelí Benajmín Netanyahu… Entre medias, la reflexiones inconexas que realizaban se convirtieron en algo memorable. Algunos se tomaron la carta a broma; otros temían que un día reapareciera con un rifle de asalto por aquel edificio descuidado; otros simplemente nos lo olíamos y no le dimos mayor importancia. A día de hoy, continúa desaparecido.
Pero no solo los externos están presionados. También sufren estrés los altos cargos: recuerdo cómo a falta de un día para entregar un proyecto imposible de concluir en el plazo, me llamó la responsable (jefa) del proyecto. Su trabajo se basaba en pedir requisitos día tras día, sobre la marcha. A cada petición, el proyecto sufría un lógico retraso: hay que meter algo nuevo y modificar lo anterior para que encaje. Así que cuando me preguntó a qué hora se pondrá la aplicación completa en Producción, le contesto que no llegamos. He trabajado más de doce horas diarias durante la última semana pero no está listo: no se han realizado pruebas en un entorno real, faltan partes por implementar, hay aún aspectos que no hemos definido con precisión… Así que serán necesarios al menos 3 ó 4 días más. La jefa del proyecto reacciona ante la mala noticia como cabe esperar de un alto cargo público: comienza a reírse histéricamente desde el otro lado del teléfono. Se ríe durante un par de largos minutos balbuceando frases sueltas a medio terminar: «no está listo», «salimos mañana y no está»… Las carcajadas se entremezclan con los balbuceos y casi siento miedo… Le paso el teléfono a mis compañeros para que la oigan. Si espero a contarlo más tarde pensarán que exagero. Finalmente la aplicación se entregó dos días más tardes sin mayor impacto oficial. Sin embargo, esta señora fue cesada al poco después. Obviamente, la presión pudo con ella y la dejó fuera de juego.
Pero no sería justo hablar solo de los compañeros más raros. También hay grandes profesionales con los que se puede mantener una conversación inteligente; colegas de trabajo con los que terminas yéndote de vacaciones durante un largo puente o tomando una cañas un viernes por la noche. Son verdaderos héroes anónimos que aguantan firmemente toda la porquería que se desprende de una interminable cadena de cargos a cada cual más incompetente. Desde aquí, mi reconocimiento a todos ellos: gente valiosa que realmente se toma en serio su trabajo y que me han ayudado de una u otra forma a ser mejor programador. Cuando las cosas funcionan, es gracias a ellos; cuando fallan, es por culpa de la incompetencia ajena.
Como la vida misma… Un relato impresionante… la verdad que a más de uno se sentirá identificado.
Conclusión: ¿todo Dios es malo, excepto tu?
En absoluto! Es lo que comento en el último párrafo; si la cosa funciona pese a todo es porque hay allí estupenda. Este post es un homenaje a ellos.
Jajajaja, que grande!!, y cuanta razon!!… lucha mientras puedas, algunos abandonamos el desarrollo y nos pasamos a la administración (de sistemas o bases de datos) por situaciones como esta. Aunque bueno, en todas partes se cuecen habas… Animo!!
Tío… escribes muy bien, me he sentido identificado en cierta manera (trabajo en la adm. pub. pero con .NET y Java) y también, que es la carrera que estoy acabando ahora, en diseño gráfico: No sé si será defecto profesional pero no he podido leer nada cómodo… el contraste del color de la tipografía con el del fondo me mataba…
Llamadme tiquismiquis… pero por lo demás, genial! y ánimo, compañero 😉
Gracias Toni;
echaré un ojo al tema del contraste; ya me lo han comentado un par de amigos más.
Un saludo!
Que grande! muy bueno… Es muy triste pero cierto.. es lo que ocurre a diario en muchas de las empresas de software. Con los primeros parrafos no me siento nada identificado.. pero cuando empiezas a hablar del Subversion una verdad como un templo.
Hace falta paciencia……
Mi experiencia con proyectos para la administración pública ha sido siempre la peor. Todos ellos acababan con un «sprint» varios días antes de la entrega. De hecho algunas veces había que terminar las aplicaciones imaginando el 80% de los requisitos.
La verdad, no me extraña que muchas empresas no quieran ni acercarse a la administración.
oh!!!
No puede ser… Creo que conozco a ese «recurso inestable» del que hablas…
Accedo a su web, ojeo su CV y… Año: 2010, Cliente: Ministerio de Política Territorial…
¿puede ser?
O lo que pasa es que igual… existen muchos inestables por ahí sueltos…
Es posible!
Efectivamente estábamos en Política Territorial en aquel momento…. 😉
Asómate a conocer a los javeros algún día. Te puedes llevar grata sorpresa. La mayoría que conozco usamos desodorante y nos duchamos a diario. Yo a veces incluso dos veces al día.
¬¬
Que dura es a veces la vida del programador…
Gran relato. Me has enganchado. un saludo.
Yo no se si es que ando negativo, pero me estas diciendo el pan de cada día de todos los que picamos código o mantenemos sistemas, pero de todos los lados, no solo de la administración pública.
Si la gente come la bazofia esa de comida rápida como las hamburguesas del mc donnals, y lee libros bestseller infumables y escucha la música comercial que le dicen, como no va dar por sentado que hacer una mierda ( o bailar la mierda como decía en anterior curro mis compañeros) es el mejor programa vendible.
Por cierto hace poco me dijeron porque en Israel (por poner un ejemplo conocido) hay apenas un % muy bajo de informáticos por cárnicas y aquí en «espuña» hay justo lo contrario, y es que contratar a un externo es como gastar dinero en clips, bolígrafos o papel, les sale mas barato porque después desgrava como gastos….a parte de los chanchullos entre cárnicas y clientes (que se de varios casos de pagar cenas y hasta putas pos llevarse un proyecto). Mientras que en Israel no desgrava para nada tener un tío trabajando para tu empresa, al contrario desgrava tener un trabajador.
Todo es exactamente así; los externos son como un paquete de folios: van con IVA que luego se desgrava… Salen mucho más baratos.
Amen. Sin mas^^
Realmente me ha gustado este post. Aunque cuenta más o menos lo que me imaginaba…
No paro de preguntarme día tras día por qué me sigue gustando la informática, y por qué me sigue gustando programar, si los programadores son uno de los sectores más explotados. Como la gente no sabe de informática, piensan que cambiar «un par de cosas» es algo que lleva 10 minutos, cuando a lo mejor requiere 1 día o 2. Y claro, así nos va…
En fin, imagino que cuando termine la carrera y empiece a trabajar me acordaré de este relato. Al menos sacaré una sonrisa al recordarlo 😉
Un saludo y mucho ánimo para tí y para tus compañeros competentes. Recordad: seremos frikis, raros, y nos explotarán, pero nosotros creamos los programas que la gente necesita. Nos necesitan 😛
Esto me asusta…
Verdades como puños.
Muy bueno,
estoy como trabajador externo de la administración pública desde hace 3 años y casi has clavado mi historia; totalmente de acuerdo contigo.
Por cierto, esta frase es lo que se creen mis jefes de ellos mismos:
«Cuando las cosas funcionan, es gracias a ellos; cuando fallan, es por culpa de la incompetencia ajena.»
Me gusta que hayas enfocado la frase al revés porque es real; en el sitio donde estoy, sin becarios, trabajadores en prácticas ni trabajadores externos estarían completamente perdidos.
Gracias
Joder, las dos frases claves de todo son estas dos:
proyectos absurdamente ambiciosos sin apenas plazo
y
Finalmente la aplicación se entregó dos días más tardes sin mayor impacto oficial
Se ponen unos plazos absurdos, que te obligan a saltarte toda metodología y documentación, y total, ¿para qué? La mayoría de las aplicaciones podrían disponer de varios meses más de plazo sin ningún problema en la realidad y hacerse bien desde el principio.
De hecho, la mayoría acaban haciéndose mal y fuera de plazo. ¿No se dan cuenta de una maldita vez que en el 90% de las veces se trabaja con plazos absurdos? :-/
No; no pueden darse cuenta: si tus superiores no son personas con un perfil técnico, no pueden evaluar los plazos de entrega.
Para ellos, cambiar el comportamiento de una aplicación no puede llevar semanas. Lo malo es que esa aplicación se construyó tan deprisa que no acepta modificaciones.
Las especificaciones se amontonan día tras día porque nadie hizo un análisis previo. Al final, te ves obligado a borrar cientos de línea de código (en realidad a comentar) para retomar el trabajo desde un punto que se suponía superado. El trabajo se retrasa, entregamos tarde y todo para descubrir que nuestra aplicación realmente no tiene un público objetivo aún…
Yo también trabajo de externo una conocidísima empresa de telecomunicaciones, y me siento MUY identificado.
Aguanta compañero 🙂
Desgraciadamente las cosas no han cambiado. Yo estuve ocho años trabajando en la Administración (era funcionario), nunca vi un análisis, ni una estimación de tiempos, ni una lista de requisitos, mi jefe era licenciado en Bellas Artes, alguien decía que había documentación pero creo que era una leyenda urbana… Aprendí mucho y me fui.
Lo curioso es que después de casi 10 años nada ha cambiado y que a pesar de todo haya aplicaciones que funcionen.
Falto decir: «¡ESTO ES ESPAARTAAAAA!»…
Buena narración, pero faltan algunos detalles más cómicos, yo recuerdo muchos más…
Por desgracia esto se repite en muchos lugares. En el fondo el sector de las TIC es un nuevo mercado laboral que está muy desregulado, no vivimos cosas distintas a los trabajadores del metal o la minería del XIX o principios del XX en la misma Europa, sólo que en oficinas.
Es curioso, criticas a los de sistemas por pedirte por correo que notifiques un cambio que necesitas en un servidor. Yo soy administrador de sistemas y también estoy aburrido de los picatas que creen que en los servidores sólo se ejecutan sus aplicaciones, o bien que sólo existe su servidor en toda la infraestructura.
Si mañana un picata me llama y me dice que necesita ampliar el heap de la JVM a 4GB y yo lo hago así, porque el nené me lo pide… si luego el servidor se queda tostado me van a pedir a mi responsabilidades de por qué he hecho ese cambio.
Eso sí, en sitios con dos dedos de frente este tipo de cambios que los picatas siempre ven triviales han de pasar por un control de un supervisor, que es quien responde en caso de desgracia xD
Es exactamente así.
O peor.
Soy TIC.
Muy buen post. Totalmente de acuerdo contigo. Y te digo por mi experiencia (Llevo 2 años programando para la administración) que el PROBLEMA PRINCIPAL es este que indicas tu aqui:
«… aguantan firmemente toda la porquería que se desprende de una interminable cadena de cargos a cada cual más incompetente…»
Todos los problemas que comentas, en mi opinión, derivan de esto. Y sobre todo que esta gente no sabe lo que cuesta resolver un problema de programación. Non tienen ni idea!! y no hay nadie que se lo diga, porque a ti no te van a preguntar.
Por eso: falat o desconocimiento de metodologías, plazos absurdos, aplicaciones ambiciosas que al final no valen para nada, modificaciones sin sentido, broncas sin tener la culpa, mínimo reconocimiento, etc etc
La verdad es que es casi todo real. Yo tb soy un externo (para algunos jefes q no saben cómo se trabaja ni qué se trabaja un p*to externo). Algunos jefes superiores creen que somos funcionarios y otros que solo estamos aqui para quitarles el puesto a otros y dinero a la administración.
Yo tengo la suerte que de momento los plazos que nos ponen (al no ser consultores) son amplios y cómodos para cumplirlos. Las especificaciones son nulas o muyyyy incompletas y siempre hay que imaginarlas, buscar en el BOE o tener 5 reuniones con los usuarios que cada dia inventan algo nuevo o lo cambian porque no les gusta, se han levantado ese dia así o en sus 7 horas de no hacer nada se les ha ocurrido una nueva cosa.
Lo único que quieren es que se de a un botón y les haga todo el trabajo, ya que sino tienen que trabajar y eso en la administración está muy mal visto.
jeje, yo he estado y de vez en cuando voy a la tercera planta….
lo del coche para dejarte ahí, lo he sufrido yo también, y muchas cosas de las que comentas.
Amigos… este tema esta manido. Soy Ingeniero Técnico en Informática y llevo casi 10 años trabajando para la Administración Pública, creo que todos tenéis parte de razón, pero también creo os equivocáis en parte.
Os recomiendo una lectura interesante que apareció no hace mucho en barrapunto, Aunque resulta ser propaganda es interesante
http://empleo.barrapunto.com/article.pl?sid=10/09/28/1042212&threshold=-1
Y para los que os gusta el tema metodológico, un blog y otro post
http://blog.xebia.com/
http://blog.xebia.com/2010/08/08/three-good-ways-to-stay-a-good-coach-and-not-become-a-great-coach/
Jajajaja, real como la vida misma. Pero además de textos y desahogos varios (que son imprescindibles), a ver si empezamos a organizarnos y a pelear por nuestros derechos en el sector, por ejemplo… a través de la Coordinadora de Informática de CGT 😉
http://www.nodo50.org/coord-informatica/
Quejarse en la sala del café está muy bien pero es ineficiente. ¡Organízate y lucha!
Hola.
Una lectura muy entretenida, enhorabuena.
Y estoy de acuerdo en casi todo, recientemente he trabajado para la administración pública.
Pero ha habido una cosa que no me ha gustado y me chirría un poco. El uso del término «raro» para aquellas personas que son introvertidas o no salen a tomar cañas los viernes…
Incluso a los que «resisten» los calificas de verdaderos héroes, ¿en detrimento de los «raros» quizás?
No es indicio de salud estar sano en una sociedad enferma.
Quizás el raro sea el que aguante que le echen toda la mierda encima sin decir ni pío.
¿Quién es raro?
Que historia más curiosa…
El comentario que más me ha gustado ha sido el que decía algo así:
…aprendí y me fui…
¿Y tú, que has escrito esto, aprendiste y te fuiste?
¿Sigues todavía allí, para contar más anécdotas, no has aprendido, no dejas que otras personas aprendan?
¡Que le vamos a hacer, a algunas personas les gusta Internet y estar en algún sitio, como un Ministerio, haciendo puñetas!
En fin… Una historia bonita, y desde mi punto de vista, muy repetida y genérica.
Loa Javeros o Javitos y los PhP o PhPitos que son lo no va más…
¡Como si a quienes les toca ser Javeros fueran más tontos que los Phpitos!
Da por seguro que en todos los Ministerios la SECCIÓN DE NOMINA y las SECCIONES DE DINERO funcionan perfectamente.
Lo demás es otra cosa…
¡A programar a Sudamérica mandada yo a muchas personas que han «aprendido» en los Ministerios!
Saludos.
PD.
Se presupone que quien ha escrito el artículo aceptara bromas.
¡Y no es broma, es la P…. realidad!
Por supuesto que acepto bromas! Faltaría más…
Por mi parte, yo abandoné la Administración hace algunos meses… Ahora me dedico al sector privado donde la cosa casi se repite, pero donde canta menos…
Eso será cuestión de otro post.
Un abrazo.
Buen relato. Pelín largo para algo ya conocido.
Os propongo que en la línea de compartir información y de los proyectos colaborativos, denunciéis estas prácticas con nombres propios de empresas que así funcionan y os neguéis a trabajar para estas cárnicas. A los pequeños que no les pagamos las putas a los altos cargos de las AAPP nos iría muy bien que así lo hicierais.
como el relato no tene mucha gracia añadiré un chiste.
-perdone es cara la cacatúa.
-lo siento no hablo eusquera
Saludos cordiales
Etnas… Hola de nuevo… ¡Veo que hablo con… «buena gente»!
Ya comprenderás que programar, no programo mucho, pero… hago… «otras cosas».
Hace un tiempo me salieron por casualidad algunos sitios interesantes, el que más me gusto fue uno de programadores de varios países de Europa. En concreto me hizo gracia un artículo en el que se comparaba a los programadores Norteamericanos con los Europeos. Un articulo muy amigable y humorístico. Me gusto el estilo de las criticas entre amigos: Mutuas, consentidas y aceptadas.
Ya lo comprenderéis, las picaras peleas tan típicas en España, con la música, las coplas, los picadillos y tantas y tantas otras cosas. ( ¿Me habré vuelto poeta?)
Creo que el portal era el primero que pongo más abajo y si no lo es pues os saldrá algún link que os lleve a el. También os pongo 2 más que creo que ya conoceréis.
http://www.programmersheaven.com/
http://www.codeproject.com/
http://xw2k.nist.gov/dads//
Para los que que les guste el PC, otro que creo que ya conocerán:
http://www.blackviper.com/
Etnas Me ha gustado tu sitio.
¡Hala a mejorarlo día a día… y… que cunda la camaradería y la alegría que he visto en muchos otros sitios Europeos!
Saludos.
Desde luego los externos siempre hemos sido carnaza para abusos y atropellos, y no sólo en la administración pública.
Yo llevaba así 8 años hasta q un día a un compañero de más edad le dio un jamacuco (AKA ataque al corazón) por culpa de tanto estrés y presión acumulada día tras día. A partir de ahi me plantee mi vida y decidí pasar a la acción.
Una vez descartadas las opciones más drásticas, como la de huir al campo a plantar patatas, me decanté por prepararme unas oposiciones. Si no puedes con ellos únete, me dije.
Tras mucho curro y la consabida pizca de fortuna por fin conseguí aprobar. Y la diferencia con la privada es sideral.
Afortunadamente yo he caído en un sitio en el q se curra razonablemente organizado. Eso no quita en q esté de acuerdo en cambiar de arriba a abajo la forma en la q se externaliza y se organiza el trabajo en las AAPP y en muchas privadas: ante todo demasiada incompetencia en puestos de responsabilidad.
Y por supuesto la máxima q todo gestor y jefe o menda con gente a su cargo debería tatuarse: «el mejor empleado es el empleado contento».
¿Es fácil? ni de coña ¿se puede conseguir? por supuesto. No es q sea el mejor camino. Es el único.
Salu2
Deberías mirar lo del contraste como dicen por ahí… Me he leído todo entero y pasa como con las ilusiones ópticas estas que miras fijamente, el centro del texto lo veo en colores 😐
Por cierto entretenido tu artículo, siempre esta bien saber que la informática es una sector dirigido por incompetentes en cualquier lugar del país y no sólo en el trabajo de uno mismo.
Gracias lolailo;
estoy en ello. El tema es que este contraste se veía atractivo para noticias cortas donde hay código de ejemplo.
Pero tenéis mucha razón en este caso: para artículos largos en plan relato, termina cansando la vista.
Brindo por los héroes anónimos 🙂 . A vuestra salud.
Genial relato, compañero.
Lo has clavado … perfecto. En ocasiones parecía que lo estaba escribiendo yo 😉
Pero la solución no puede ser que todos seamos funcionarios, «NO hay cama pa’ tanta gente» . Tiene que haber un mayor control de los contratos y sobre las empresas que prestan estos servicios. En España está muy poco valorado el desarrollador y las empresas consultoras son un exponente bastante gráfico de esta situación.
saludos,
Impresionante crónica, algún otro caso directo he vivido yo mismo y conozco otro que se está dando ahora mismo en otro organismo aunque éste último de la administración local.
Lo más sangrante es lo de las cárnicas, son las nuevas inmobiliarias. Asco de gente.
No te conozco Carlos pero ánimo y espero que ya hayas podido encontrar un trabajo mejor.
la cruda realidad de toda dependencia gubernamental….
Decis de los ministerios que no comentan, mi paso por un famoso banco de rojo me permitió ver que no solo no tienen comentado los desarrollos de 400 y 6000, sino que además les da miedo (a los actuales desarrolladores) tocar nada porque no saben que errores en cadena pueden generar.
Y en las empresas privadas, no solo he visto esto mismo, sino lo más típico que te instalen software pirata (por si acaso) y encontrarme con dreamweaver, photoshop, y un largo etc… e herramientas totalmente inútiles, y no dejarme instalar un entorno lamp de desarrollo con la escusa de la normativa de la empresa de homogeneizar herramientas.
Este post es oro puro. Gracias 🙂
Lo has clavado, jajaja.
Que buenos aportes Etnas, llevo días siguiendo tu sitio, no lo abandones mucho, saludos desde Honduras.